Éste blog, ya no existe.

Lo que fue www.mzn.cl, hoy es www.sebastianecheverria.cl.

martes, enero 31, 2006

MZN TV

-Me llamo Sebastián. Y un soy un tevito.
-Hola, Sebastián -responde la audiencia.
-Llevo un mes sin un televisor en mi casa. -Los aplausos de la audiencia hacen retumbar el auditorio, mientras Sebastián muestra la medallita que la Asociación Internacional de Adictos a la Televisión, AIAT, le entrega a los televisionólicos en recuperación cuando cumplen un mes de abstención televisiva. -Ha sido duro. Han pasado noches donde sin dormir repaso los diálogos de Friends, mientras imagino que Jennifer Aniston es la mujer que duerme conmigo. Otras, me las paso sentado en el sillón del living mirando la mesa donde se econtraba el receptor. Una vez, incluso, mi amigo me descubrió mirando el cabo del cable que trasmite la señal. -La audiencia no se ríe. Sabe que no es chistoso. Ellos saben lo duro que es. Su discurso continuó. Habló de cómo había vuelto a leer y cómo evita los multicines cuyo contenido es altamente televisivo, encerrándose en cines arte, viendo películas suecas, francesas y alemanas en las que no entiende nada. Incluso al teatro dice que fue. Eso sí despierta risas en la audiencia, no porque el chiste fuese bueno, sino por apoyar al compañero en recuperación.

De pronto, las puertas del auditorio de abren abruptamente y una voz nerviosa grita:
-Amigos, ¡no se dejen engañar por este farsante! -Un silencio sepulcral enfrió el auditorio -Sebastián, ¡no te engañes! Tú sabes bien que sí haz visto televisión. -Un "oh" pronunciado, seguido de un murmulloso consistente. Sin embargo, un personaje desconocido se levantó y enfrentó al intruso que acusaba a Sebastián:
-¡¿Quién te crees que eres?! ¿¡Cómo te atreves a acusar a este hombre, insultando su esfuerzo por superar su adicción?!
-Soy MZN, su alter ego. -Un "oh" aún más pronuciado terminó con el murmullo. Sebastián mantenía su rostro inocente.
-¡Eso es mentira! -gritó una mujer, obviamente platónicamente enamorada de Sebastián.
-Aquí tengo las pruebas -continuó MZN -Las boletas que prueban que esta última semana compró en E-bay las primeras 6 temporadas de Seinfeld y la 9ª de Friends, la única que le faltaba para completar la colección completa. Y no sólo eso, compró también las temporadas 2, 3 y 4 de Gilmore Girls...
-¡Ésas son para mi prima! -El rostro de Sebastián había cambiado. Sus ojos brillaban con furia, ya no pudo seguir con el acto, -¡Ella me pidió que se las comprara! -gritaba furibundo.
-Tengo también estas fotos, -dijo MZN apuntando a la gran pantalla detrás del escenario:


-Ahí está Sebastián en el Museo Nacional de Historia Americana en Washington DC, junto a la camisa que Jerry Seinfeld ocupó en aquél icónico capítulo, pueden ver su rostro de estupefacción y exitación frente a la camisa y al libreto del capítulo... ¡Si parece huevón! ¡Mírenle la cara! -Algunos se atrevieron a reír... Pero cuando volvieron la mirada a la testera, Sebastián ya no estaba allí.
-Seguro se fue a ver televisión. -chilló una voz anónima. El resultado fue la carcajada que se cierra el capítulo de hoy.

domingo, enero 29, 2006

Machuca y el público gringo

A las 19.00 de ayer, las puertas de mi casa en Seward St. 207 se abrieron a público. La invitación extendida a toda la comunidad universitaria de Union College, le llevaba comida gratis y Machuca, de Andrés Wood.

La comida “latinoamericana” era tan latinoamericana como la comida china de Isabel la Católica con Manquehue es China, pero estaba harto buena. Pero no quiero contarles de la comida.

Asumo, de aquí en más, que todos vieron Machuca. Si no lo han hecho, métanse a bazuca.cl, arriéndenla, véanla y vuelvan a leer el post. La película, creo que la he visto unas cincuenta veces y mientras la primera vez me sorprendí, me gustó y, sí, algo me emocioné, cada vez que la veo nuevamente, la glotis se contrae cuando aún la película mantiene ese acento cómico-circunstancial de sitcom gringa donde el drama está en los aderezos narrativos.

Esta vez, tenía un sabor especial. Yo y Machuca estábamos dispuestos a desafiar al público estadounidense común y corriente. Ése cuya película favorita le lleva cheerleaders y autos a velocidades impensadas. Ése que jamás se ha enfrentado a leer subtítulos. Ése que no me dejó apagar la luz del habitáculo dispuesto para la proyección del filme porque “no puedo comer a oscuras” (Los comentarios han sido traducidos para la comodidad del lector).

Los que me conocen lo saben: a mí me gusta hacer las cosas a mi manera. Y las películas se ven, no se conversan. “Ésa es puta” dice una voz cuando a María Luisa (Aline Kupenheim) se le ve durmiendo tirada en la cama despidiéndose desganada de su hijo Gonzalo (Matías Quer) en la primera escena de la película. Comentarios, chistes, explicaciones… uno, dos, tres, diez, veinte… ¡CÁLLATE, MIERDA! Gritaba yo en el silencio de mis pensamientos furibundos.

Sin embargo, el comportamiento de la audiencia me permitió notar en la película algo de lo que no había dado cuenta antes. La inserción social de los niños en el colegio es entretenida. Gonzalo, Peter (Ariel Mateluna) y la Silvana (Manuela Martelli) se hacen amigos, se soplan en las pruebas, pelean, juegan juntos, atracan a la orilla del río… Me voy a detener en esta escena. Luego de abrir el tarro de leche condensada, los incómodos besos entre la niña de 14 y el chico de 11 causan risas y más comentarios entre la audiencia. Cuando cae la piedra y Pedro entra en escena, el tono de la película cambia. Ya no parece una película de High School a lo American Pie, ahora en la pantalla hay algo que sólo he visto en Machuca, una sensación nueva, una mezcla inteligible de sexo y juego infantil, un sexo inocente, aunque no tanto porque la Silvana sabe bien lo que hace, no sé si me explico bien. Éste fue el primer momento donde todos callados miraban la película y la canción que suena (muy bien elegida para la escena) era lo único que se oía. Vamos, Andrés –pensaba yo– estos gringos van a ver lo que es bueno. Esta escena es en chiquitito, lo que el filme entero causa en el público.

El contexto sociopolítico de la película entra a estas alturas a ser protagonista, Chile y la profunda división entre ricos, pobres, momios y comunistas no importó hasta que la María Luisa le dice “Rota de mierda” a la Silvana y ésta descubre que la “vieja de mierda” es la mamá del pituco. La cámara se fija en los rostros, la Silvana le dice a Gonzalo: “¿Ésa era tu mamita, hueón, ésa era tu mamita? Puta, hueón. Vieja de mierda. ¡Puta, puta, puta!”. “¿No ven? Les dije que era puta, creo que fue el comentario, “sssssssshhhhhhhhhhht” creo que fue la respuesta. Ambas de mis comisuras labiales se acercaron a sus respectivas orejas dejando entrever mis dientes mientras mis ojos evitaban mirar a la sancionada. La película se iba ganando a la audiencia. Su gradual cambio de tono es notable. Yo no había notado lo impecable que es. Definitivamente Machuca es una gran historia narrada brillantemente.

Los Hocker Hunters hicieron vibrar la casa de los Infante y la televisión en blanco y negro reúne en un oscuro cuadro a los niños y su nana, mientras su padre se fue a Italia y la mamá no había llegado, con el rostro de Pinochet dando la famosa declaración que todos conocemos y la imagen de La Moneda bombardeada. Entonces, los rostros eran de perplejidad. Los militares en el colegio, el cura McEnroe (Ernesto Malbrán) interrumpiendo la misa y apagando la lámpara del sagrario. Un dramatismo creciente que llega a un clímax notable, en el campamento cuando el milico tira a la Silvana al suelo y al apuntarla anuncia el inminente disparo.

El silencio se apoderó de la habitación. Algunas lágrimas cayeron por ahí (no las mías, éstas estaban trenzadas muy a propósito). Nadie dijo una palabra, mientras Gonzalo hacía uso de su status para escapar de la carnicería. “En una película hollywoodense, podrías esperar que Gonzalo renunciara a sus privilegios para salvar a su amigo, pero sale, ¿Cuándo va a pasar eso?” Me comentó a pedido una amiga.

Cuando la película terminó, nadie dijo nada como por treinta segundos. Dejé correr algo los créditos, nadie se movió. Quédate quieto y sin hablar por treinta segundos y verás que es más que la cresta. Mientras cruzaba la habitación para sacar el DVD, recién entonces la gente comenzó a moverse.

sábado, enero 28, 2006

¿El libro? Increíble ¿La película? No sé...

¡Ah!

Estados Unidos.

El país de las oprtunidades.

La Meca del cine.

Pero no hay un puto cine donde ver El león, la bruja y el ropero...

...en 40 millas a la redonda de Schenectady.

...en 40 millas a la redonda de Albany.

jueves, enero 26, 2006

Artículo para The Concordiensis

Mis amigos, lamento profundamente la falta de producción bloguística de la última semana. No es una sequía creativa, sino falta de minutos.

Para no quedar tan secos, este post no es más que un link al segundo artículo de mi autoría publicado en el periódico de Union College, The Concordiensis, titulado algo así como: "La perspectiva de un nativo: Chile y Bolivia"... Sí, leyeron bien, "nativo". No hay otra palabra para traducir "native" -mis amigos traductores podrían ayudarme- y sí, tiene la misma conotación de "indígena", "originario" y "autóctono". Yo le puse: "Socialismo en Chile y Bolivia. ¿Por qué tan diferentes?". En fin, tengo que hablar con el editor porque ya es segunda semana que me ponen ese título...

Estoy bien orgulloso del artículo, aunque me fue editado en términos de estilo y gramaticales, así que mientras trabajo en la versión en español de éste, los que puedan léanlo en inglés:


domingo, enero 22, 2006

Schenectady

Cuando el termómetro dice 1º C y el sol de invierno hace sus esfuerzos como perno en fiesta de cheerleaders, Sebastián piensa: "Llevo más de tres meses viviendo en esta ciudad y no sé ni cómo es", así sin haberse sacado el pijama, aunque vistiendo jeans y un chaleco sobre éste, Sebastián sale de su casa en Seward St. rumbo al centro de Schenectady, sólo a caminar, sólo a conocerlo.

Una estructuralmente fría, pero relativamente tibia, tarde de invierno, un domingo cualquiera en un pueblo cualquiera de Estados Unidos. Un chileno de turista en el pueblo donde vive.

Entre los estudiantes de Union, Schenectady es un pueblo de mierda y tienen razón. Chico, sucio y pobre y sin alternativas para pasar el tiempo. Pero, siempre hay algo que ver.

Me fui de caminata solo, pero si alguien me quiere acompar, en este link están las fotografías.

sábado, enero 21, 2006

Un buen comienzo...

Okey, sí, son las tres de la tarde, pero mi día recién comienza y este sábado se proyecta como uno de lujo. Mi resfrío que jueves y viernes me tenía a punto de aparecer en la portada de "Business Magazine" como la fábrica de mocos con mayor producción diaria, a pesar de la complicaciones jaquecosas que me afectaban, hoy ya parece ir en franca retirada. Lo que para esa parte entre la nariz y los labios (que nunca sé cómo se llama y que ya parece comunista en los sesentas) ello es un tremendo alivio.

Dormí cerca de 12 horas y rajé al comedor con el pijama bajo la ropa porque sólo me quedaba media hora para esa aborrecible mezcla de desayuno y almuerzo que en inglés llaman brunch, por la siamesis de las palabras breakfast y lunch. Ni tuve tiempo de prender el PC para ver cómo estaba de frío así que salí según me tincó por el sol y la falta de nieve en la corniza del vecino y bien, seguro sobre los 10º C y solcito rico de invierno.

En la mitad del brunch se largó a llover más que mierda, pero cuando salimos ya estaba el inti flojamente calentando. Mi yo y mi té con miel y limón -está bien que esté mejor pero tengo que cuidar el periodo de convalecencia- invitaron a un puchito a acompañarnos camino a casa. Un viento de alrededor de 61 kilómetros por hora hizo que el cigarrillo se consumiera más rápido y que yo me sintiera en el pick up de una camioneta en Porvenir, como aquellos años infantiles... No me quedó más que fumarme un segundo pucho sentado en el porche mientras mi té con miel y limón se terminaba. Sin duda una excelente mañana...

No voy a decirlo, porque como Pedro Carcuro dice que la selección está jugando bien, no quiero aguarme el resto del invierno. Sólo dejar claro que los aborígenes locales están sorprendidísimos de lo semicocido que es este invierno neoyorquino 2006.

¿Yo? ¡Feliz!... Déjenlo en la parrilla su buen rato más, que por esta vez lo quiero bien cocido.

PS: Este post está escrito bajo lo que los teóricos literarios denominan corriente de la conciencia.

viernes, enero 20, 2006

¿Qué onda con Morales?

El presidente electo de Bolivia señaló que no será “charlatán” con el tema del mar boliviano y que apelará a los países vecinos de Bolivia, “a la comunidad internacional y muy especialmente al pueblo chileno”. Su prudencia me ha sorprendido.

publicado en El aMaule

Evo Morales siempre me ha generado desconfianza. Me da mala espina su condición de líder cocalero y la relevancia que tiene para el mercado ilegal una salida soberana al mar para Bolivia. Sin embargo, una vez electo, Evo parece mostrar una nueva cara, una cara mucho más amable que la que mostraba cuando era candidato o la que muestran hoy los candidatos a la presidencia de Perú.

En un país donde la estabilidad social es mínima, donde el sistema de partidos políticos no funciona y a cambio son los movimientos populares, campesinos y gremiales los que ejercen las presiones para hacer andar el país, Evo Morales –y cualquier presidente boliviano– tiene una difícil tarea: lograr la estabilidad política y social y, al mismo tiempo, propiciar los cambios necesarios para resolver las profundas problemáticas que urgen al pueblo boliviano.

En el ámbito internacional, Evo ha sido muy astuto. La invitación personal que hizo al presidente Lagos, la gira que hizo por Europa –sacándole excelente provecho a la broma que le jugó una radio española–, alinearse con el proyecto latinoamericanista de Chávez y crear una imagen sencilla y consecuente con el pueblo boliviano con su ya famosa chompa presidencial, son características que nos hacen hablar ya no de un Evo Morales nacionalista y radical, sino de un presidente prudente y hábil. Características que aún tiene que probarlas, si bien, al concierto internacional, más importante aún, a los propios bolivianos.

miércoles, enero 18, 2006

Birthday Girl

Como Nicole Kidman las damas pueden ser pelirrojas, morenasas, rubias o trigueñas según se les antoje, pero siempre serán mujeres. Siempre hablarán en su idioma y te complicarán la vida. Siempre dirán No cuando es y cuando es No, cuando en realidad quieren decir Adivina.

Las guitarras son iguales. También pueden ser pelirrojas, morenasas, rubias o trigueñas según se te antoje, pero siempre serán guitarras. Siempre sonarán como guitarra y te harán la vida más fácil. Siempre cantarán un Sol cuando sea Sol y un Mi menor cuando sea un Mi menor.

Después de mucho buscar una pelirroja que haga verdad mis sueños, hoy espero un rubia natural. Una rusia de curvas pronunciadas y con el trasero que le falta a las gringas desabridas de estos fríos parajes.

Así como a Ben Chaplin le llegó una Nicole Kidman morena cuando pidió una novia por correo, hoy espero esta increíble Epiphone Casino Revolution...

Mi Birthday Girl

...parece que no hay nada como la coloración natural.

martes, enero 17, 2006

Elecciones @ WDC

Mis amigos, lectores y escuchas, a partir de esta semana con el balón de inicio dado por la cobertura de nuestras elecciones nacionales en EE.UU. soy parte del staff de reporteros de dos publicaciones periodísticas. En primer lugar del medio local de Union College, The Concordiensis, donde reportearé y escribiré en lengua inglesa acerca de hechos internacionales, obviamente ligados a América Latina.

Del mismo modo, sumándome al proyecto de periodismo ciudadano, soy corresponsal del nuevo diario ciudadano de la región del Maule, El aMaule, bajo la comandancia de la excelentísima Tania Ramdohr. Por eso he agregado una nueva sección de permanentes en la barra a la izquierda de vuestras pantallas con los links a estos dos medios de comunicación.

Una vez que esté publicado, o rechazado (aún está en proceso de edición), mi artículo en The Concordiensis lo publicaré en mzn.cl. Sin embargo, ya está "publicado" en El aMaule mi artículo, aunque el diario entero no ha visto la luz aún. Por eso y para no tener que escribir una segunda crónica de cómo viví las elecciones y todo este pasado fin de semana en la casa de mi familia amiga, los Rivas-Lagos; aquí les va.

En el mundo viven 16.002.216 chilenos y 875.781 de ellos vivimos en el extranjero. Sea por razones laborales, familiares o políticas, temporales o permanentes, este último domingo lo vivimos marginados. Como sino existieran los medios tecnológicos para garantizar transparencia y eficiencia en una votación a distancia, no nos quedó más que conformarnos y juntarnos para seguir la elección por televisión.

Ya lo viví para el 18 de septiembre, en la ciudad de Nueva York, cuando un millar de chilenos residentes en toda el área noreste de Estados Unidos, nos reunimos para comer empanadas, tomar chicha y bailar cueca. Era evidente que la nacionalidad no es una mera relación política entre una persona y un Estado, sino una relación sentimental donde el amor por Chile se traduce en idioma, en costumbres, en comunidades muy concientes de su patria.

El discurso que el Presidente Lagos dirigió a los chilenos residentes en el extranjero –leído entonces por el cónsul general de Chile en Nueva York, Benjamín Concha–, destacó los dos artículos que reconocen la nacionalidad chilena a los hijos de chilenos nacidos en el extranjero y también reconoció como tarea pendiente el derecho a voto de estos ciudadanos.

El domingo 15 de enero este atentado contra los derechos ciudadanos nos excluyó de la decisión más importante que ejerce la ciudadanía: la elección del líder máximo de la nación; cuando sólo 485.244 votos separaron a Michelle Bachelet de Sebastián Piñera, cerca de la mitad de los marginados por la ley electoral.

A pesar de todo, la pasión ciudadana se desborda en una fecha como ayer. No todos los días podemos decidir directamente qué queremos para nuestro país. Así que en lugar de quedarme sintonizando radios nacionales y siguiendo las elecciones por internet en la más fría soledad, partí a Washington DC a pasar el fin de semana eleccionario con otros chilenos que, como yo, no podíamos sino ser espectadores pasivos de la elección.

Éramos un grupo más bien homogéneo, todos teníamos una favorita y estábamos confiados de su triunfo. La casa se vistió de fiesta: banderas chilenas al por doquier; globos rojos, azules y blancos; vino chileno y lomitos, sí, con palta. La señal internacional de TVN sintonizada, varias cajetillas de cigarrillos y una chimenea prendida.

Las historias abundaban. Cada uno contaba cuántas elecciones se había perdido, cómo celebraron el triunfo del No en la plaza de armas de Bruselas, cómo consideraron viajar a Chile para votar y la economía no lo permitió, cómo fue mi marido, pero los niños no podían perder clases. Voces y risas que callaron en el instante en que el Subsecretario del Interior, Jorge Correa, se vio en el podio para dar el primer cómputo a las 16.30 horas locales: con el 60% de las mesas escrutadas, la tendencia daba por ganadora a Michelle Bachelet.

Una contenida alegría inundó la habitación. Levantamos los brazos, nos abrazamos y sonreímos, pero no gritamos ni salimos a la calle a celebrar. Hicimos todas las llamadas a Chile que pudimos, nos peleábamos el computador para entrar a MSN y conversar con alguien que estuviese allá. El deseo más urgente era estar en Chile, ser parte de la fiesta de la democracia. La injusta condición de espectadores nos cohibió. Personalmente, no me sentí parte del equipo, ni siquiera me sentí en la banca, era como si hubiese perdido la confianza del entrenador y mirara el partido desde las gradas.

"Iniciamos nuestras celebraciones nacionales con una patria más grande, más unida, más prestigiosa, reconocida en el mundo; una patria que recuerda con orgullo su pasado y construye entusiasta su porvenir; una patria que termina de reencontrarse con su tradición histórica, donde todos sus hijos pueden abrazarse, donde todos podemos mirarnos a los ojos con respeto; sin privilegios inaceptables, sin subordinaciones indignas, sin exclusiones vergonzantes." Así dijo el Presidente Lagos cuando promulgó en nuevo texto constitucional.

Yo creo que en esta crónica, hay una gran tarea pendiente. Una gran tarea, muy fácil de remedar.

lunes, enero 16, 2006

A cuatro años...

Hace cuatro años falleció el que ven en la foto. Jaime Sotomayor, Jaime, Soto o Sotito, mi amigo, mateo de capirote, alto y negro, tranquilo, callado y tímido, aunque dotado de una fuerza descomunal. El primero de cuarenta compañeros de curso, el único a la fecha, menos mal.

Un amigo que está en todas. En la anécdota idiota, en el brindis año a año, en la convicción más profunda que morir a los veinte años es una de las frustraciones más crueles que la vida nos puede jugar; probablemente, tanto para él como para los que quedamos, amigos y familiares, que lo extrañamos más que nunca en enero cuando cumpliría años y lloramos su partida una vez más.

El tiempo cierra las heridas, ya no duelen, aunque sí recordamos cómo dolían. Hoy esas heridas son cicatrices. Ésas que son un relieve en la piel y que las sentiremos para siempre. Una cicatriz es el vestigio de una herida, una fuente donde manan sus historias, sus recuerdos; agua que cultiva sonrisas y carcajadas como cuando éramos veinte los que intentábamos controlarlo a la fuerza y él de dos sacudidas se liberaba sin apuros.

Hoy, a cuatro años de su muerte, Jaime es una historia, un montón de recuerdos: una realidad muy presente en nuestras vidas.

viernes, enero 13, 2006

Las elecciones desde Washington DC

El domingo los chilenos -que están en Chile- podrán elegir a uno de estos dos sujetos para que lidere el Gobierno por los próximos cuatro años. Yo, no; yo no puedo. Soy ciudadano chileno, pero no puedo votar.

En fin, no me queda otra que seguir la elección por televisión y esperar que mi candidata sea la triunfadora.

Para la primera vuelta me abstuve de postear hablando acerca de por qué creo que Michelle Bachelet debe ser la próxima presidente de Chile -pueden recordar que escribieron mi hermano, Martín Echeverría, del lado de Sebastián Piñera (haciendo click aquí) y mi amigo y compañero, Camilo Grez, del lado de Michelle Bachelet (haciendo click aquí). Sin embargo, esta vez, sí lo haré; pero no ahora mismo porque voy saliendo a Washington DC para pasar estas elecciones con otros chilenos como yo (que no pueden votar).

PS: Que quede clarísimo que las lindas imágenes que no por casualidad están en esos colores y en esas posiciones las tomé de AtinaChile.cl y que estoy muy molesto de no poder votar.

jueves, enero 12, 2006

Caricaturista perdido

¡Se nos ha perdido Liniers!

Este lunes fue leído por última vez en AutoLiniers, el excelente Liniers. Un chiste de pingüinos es lo último que se supo de él.

Lo extrañan Lorenzo y Teresita, cuya romántica relación se ha visto entrecortada por la falta de tinta.

Picasso ,cuyos potenciales secretos cotidianos ya no ven la luz.

Z-25 está que se oxida con tanta lágrima.

Oliverio está al borde de descarozarse.

Enriqueta, Fellini y Madariaga desolados han perdido la cordura.

Los duendes ya sólo dicen "¿Groblit?".

Y hasta el Misterioso Hombre de Negro está desesperado... bueno, dicen.

Cualquier rastro, un pozón de tinta o una risa complicada, cualquier cosa que puede guiarnos a su paradero, avísanos. La sanidad mental del mundo depende de ello...

martes, enero 10, 2006

Acerca de cómo hablo

En Chile dicen que hablamos el peor español de América, dando muy por descontado que en España lo hablan mejor que en las américas –lo que ya se me presenta como discutible. Dicen esto porque como bien decía uno de mis profesores de castellano, nos bastan tres palabras para comunicarnos: hueón, hueá y hueviar, dos sustantivo/adjetivos y un verbo. Obviamente, éstas no son las únicas palabras que utilizamos, pero sí las ocupamos con frecuencia y son útiles en múltiples situaciones, tantas que llegan a monopolizar el habla.

Hueón, viene a ser “un sujeto X” igual que otras palabras como fulano o tipo, o bien, cualquier vocativo como hey, oye, loco o el argentinísimo che; en su posibilidad de reemplazar nombres hueón ostenta un altísimo promedio de utilización –excelente ejemplo es aquél que dice: Puta, el hueón hueón, hueón.

Hueviar es un verbo como cualquier otro. Puede significar molestar, tanto en el sentido de estorbar como de joder o hinchar las pelotas; como también significa hacer cualquier cosa, denotando la poca importancia del quehacer en cuestión. Así, No hueí más por la cresta y Pero juntémonos a hueviar nomás po; sí, en pub azul, respectivamente son ejemplos de cada uno de estos sentidos. ¿Por qué estos verbos se oyen tan frecuentemente en nuestro día a día? Ello, creo que es porque no hacemos otra cosa que hueviar, pero eso ya es materia de otro comentario, más sociológico que lingüístico.

En el caso de hueá su significado es tan amplio o vago como el de cosa, palabra de la que nadie se queja mucho.

Se preguntarán: ¿Qué le picó a este pelotudo para darnos una cátedra? ¡Si nos interesaran estas cosas habríamos estudiado Letras! Bueno, aguáitense que les explico.

El otro día una amiga me comentó con curiosidad que yo decía demasiado la palabra shit (inglés para nuestra querida mierda), cosa que hasta entonces no había notado. Pues, le puse la lupa a mi hablar cotidiano y resultó que era acertado, sobre cualquier sustantivo ya presente en el contexto shit se hacía de su lugar. Igual como hueá lo hace en español.

No me preocupa ser mal hablado, porque no creo en ello –además no ando diciendo mierda en clases o cuando hablo con un profesor ni en castellano ni en inglés, roto pero no estúpido. Pero creo que se me perdieron los hueón y mi queridísimo hueviar. Si se me quedaron en Chile, si los encuentran me los mandan, por favor.

sábado, enero 07, 2006

Piano man

Las luces tenúes y tibios aplausos. Un escenario y tres televisores. No hay orquesta ni banda, sólo un par de micrófonos expectantes. No es un bar, aunque podría serlo. Un viernes por la noche y un micrófono disponible para el que quiera cantar. Un tímido chico de intercambio se aventura, elige un clásico norteamericano -no había en el menú una sola canción en español-. El playback comienza, está algo bajo -piensa- cuando ya se oye la armónica que nadie toca, ya es impoisble dar vuelta atrás...

It's nine o'clock on a Saturday
The Regular crowd shuffles in
There's an old man sitting next to me
Makin' love to his tonic and gin
.

Cuando comienza nuevamente la armónica, no se da el tiempo para mirar el público, no sabe si aplauden o pifian, sólo las tersianas le preocupan. Ya están los siguientes versos en la pantalla, respira hondo...

He says, "Son, can you play me a memory
I'm not really sure how it goes
But it's sad and it's sweet and I knew it complete
When I wore a younger man's clothes".

Mientras lalarea, sí sube la vista. Ve a sus amigos, algo sorprendidos; ve a gente que ubica, lo aplauden; ve gente que no conoce, ellos también... definitivamente no lo está haciendo tan mal.

Sing us a song, you're the piano man
Sing us a song tonight
Well, we're all in the mood for a melody
And you've got us feelin' alright.

Los momentos potentes de la canción despiertan el apoyo del público, mientras el piano que nadie toca vuelve las cosas a la calma, las tersianas regresan y se debe bajar el registro para la siguiente estrofa...

Now John at the bar is a friend of mine
He gets me my drinks for free
And he's quick with a joke or to light up your smoke
But there's someplace that he'd rather be...

Ahora no hay interludio que levante la canción es toda su responsabilidad...

He says, "Bill, I believe this is killing me."
As the smile ran away from his face
"Well I'm sure that I could be a movie star
If I could get out of this place.

Pensó en cambiar el nombre del vocativo, pero "Sebastián" es muy largo y seguro sale pésimo, "menos mal que no lo cambié" piensa mientras lalarea, preparándose para un nuevo estribillo. Pero no, las letras en la pantalla indican que viene una nueva estrofa y ésa es sin pachorra...

Now Paul is a real estate novelist
Who never had time for a wife
And he's talkin' with Davy, who's still in the navy
And probably will be for life

Se viene la pachorra, mira al público y de verdad están escuchando... ¡Excelente!

And the waitress is practicing politics
As the businessmen slowly get stoned
Yes, they're sharing a drink they call loneliness
But it's better than drinkin' alone.

Ahora sí, coro.

Sing us a song you're the piano man
Sing us a song tonight
Well, we're all in the moodfor a melody
And you got us feeling alright.

La armónica que nadie toca regresa y él sabe que se acerca el final, piensa qué canción más larga, si ya hubiese terminado ya no habrían posibilidades de cargarla, se están aburriendo, por la cresta por qué elegí una canción tan larga. Los próximos versos ya están en la pantalla...

It's a pretty good crowd for a Saturday
And the manager gives me a smile
'Cause he knows that it's me they've been comin' to see
To forget about life for a while

Al ver lo versos que siguen, sabe que es su parte favorita de la canción y viene con pachorra, ésa que sale del alma, ésa que no hay que forzarla... Hasta se da el tiempo para pensar que sería bueno que el micrófono oliera a cerveza, ¿a quién se le habrá ocurrido hacer un karaoke sin copete?

And the piano, sounds like a carnival
And the microphone smells like a beer
And they sit at the bar and put bread in my jar
And say, "Man, what are you doin' here."

Lalarea el final de la canción. Los aplausos se oyen honestos y las sonrisas hacen las tersianas más fuertes. Más que nunca se echó de menos la guitarra, la fiel compañera que apoya todos los cantos; cantar sin guitarra es harto más difícil, como que uno está consciente de todo... Menos mal que para Secuaces & Friends me puse anteojos negros y no caché nada.

Hoy en la cafetería dos personas me saludaron: "¡Hey,. Pianoman!".

La foto no es muy buena, pero es lo que hay.

jueves, enero 05, 2006

Jetlag

Cuando se realiza un viaje entre zonas horarias distintas, el cuerpo le cuesta acostumbrarse al nuevo horario. Así, digamos, si viajas desde Chile a Europa, tienes más o menos, cinco horas atrasado su reloj corporal; si viajas hacia el lejano oriente, digamos, China, pues mientras para ti seguirá siendo medio día, será realmente media noche. Así funciona y en inglés ese fenómeno se denomina jetlag, en español, sería algo así como desface horario.

En cambio, si viajas (como yo) casi meridionalmente hacia el norte el cambio de hora es mínimo -dos horas en este caso- por lo que no debiera desfazársete el horario.

Lo que sí cambia es la estación. Mientras enero en Chilito es caluroso, lleno de piscinas, sudor, pantalones cortos y chicas en bikini; en Springfield es frío, lleno de nieve, bufandas y mujeres ocultas bajo mil capas de ropa.

Sin embargo, lo que la cultura patiperra desconoce es el jetlag climático. Y soy una víctima de él. Mi cuerpo aún mantiene esa necesidad de piscina, ese calor intenso y esa sed de sol. Las frutas maduran en verano y aquél es un proceso difícil de contrarrestar. Por eso, hoy, apenas hubo un quisquilleo de sol, saqué mi traje de baño y salí al frente de mi casa a tomar sol, jugué con la nieve... ¡hice castillos de nieve! De alguna forma he de mantener el bronceado fascinante que me traje del verano, ¿o no?

  • Más deslumbrantes imágenes aquí.

miércoles, enero 04, 2006

Union en invierno

Además del excelente saludo de Juanelo recibí, de mis padres, una excelente cámara de fotos digital. 4.0 megapixels y más de 64 megabytes de memoria para capturar en imágenes situaciones y sensaciones.

Pues, he aquí, con todos ustedes, las primeras imágenes de Union College en invierno:

Yo, cagao de frío.El Nippled Building.Un farol (para seguir con Narnia).
Si les interesa ver más, cliqueen aquí no hay mucho, pero es algo.

martes, enero 03, 2006

Lo que hubo detrás del ropero

Como Lucy cuando entró en el ropero, yo me subí a un avión. No pretendía encontrarme con Tumnus y probarle a mis hermanos que sí había un mundo distinto al otro lado del ropero, sino sólo regresar. A lo mejor con menos ánimo y expectativas que la primera vez, pero sí más seguro y tranquilo. Al otro lado del avión y un viaje en bus de cinco horas, un bus que perfectamente pudo ser hijo de un trineo: Springfield, seguro menos bacán que Narnia pero igual de extraño, aunque menos que antes.

Como siempre fui dejando cosas en el camino, dejando el rastro para quienes quieran seguir esta aventura. Dos botellas de pisco quedaron en el aeropuerto, un libro quedó donde quedó mi pasaporte la vez anterior, tres colillas de Belmont Ultra entre Nueva York y Albany y finalmente las huellas sobre la nieve frente a mi casa.

Ésas son las miguitas de pan. Otras serán descubiertas entre las páginas de este blog.

domingo, enero 01, 2006

en el 2006...

Fuego de Artificios

Catalina Campos
Mención Honrosa 2003, Santiago en 100 palabras

Para estas fechas mamá me pone el vestido amarillo; cuando vamos a subir ella me presta su broche, pero al pincharme se ríe como si no me doliera. Arriba están todos los vecinos, incluso algunos que jamás he visto, ni siquiera en el ascensor. Como es una fecha especial mamá me regala su copa con helado. Tiene sabor a pipí de astronauta. Cuando era más pequeña papá podía levantarme y me ubicana justo frente a la Torre Entel. Antes que empiecen las luces mamá me abraza, luego abraza a Roberto, el papá de Angélica. Antes abrazaba a papá.

¿Y ustedes como lo pasaron?

Los mejores deseos para este nuevo año que comienza.