En Chile hicimos lo propio, porque Viña tiene Festival. Este año, en su tetragésima séptima versión, la hicieron de lujo. Después de un año penca, hubo sobre el esenario una pareja de animadores que logró llevar el festival adelante. Números de lujo como Franz Ferdinand y la reunión de las sonoras Palacios y de Tommy Rey, además de los números seguros como Sin Bandera y Daddy Yanqui.


La noche del domingo, mientras leía las crónicas festivaleras en emol.com y cooperativa.cl, hablaba por MSN al mismo tiempo con mi hermano ramabar, don Juan José Fernández, y me preguntó si estaba viendo el Festival. Ante tamaña sacá de pica, pensé bloquearlo, pero en lugar de dejar mi ira libre entre teclas, cables, ondas intersatelitales y pantallas centalleantes, le pregunté: "¿¡CÓMO CHUCHA QUERÍS QUE LO VEA SACO'E WEAS?!". Él, tranquilo. Con argumentos, como buen abogado de la Chile que es (y soltero chiquillas, así que apréstense) me respondió: "Lo transmite Univisión"... silencio virtual. "Canal 72, ése donde pasan teleseries venezolanas, mexincanas y de Miami, como ésas donde actuó la Bolocco", le dije pérate, a Juanjo, y bajé a ver... El 72 no estaba programado y no pude encontrar el control remoto. Me dije, no importa, mañana, para la noche de cierre, cuando toque Franz Ferdinand, me instalo a ver el Festival...
Corrió el día. Menos 16 grados, no lograron enfriar mi patriótico patiperro entusiasmo por presenciar televisivamente el cierre del 47º Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. Y lo hice. Llegué a las 8 de la noche (22.00 horas en Santiago de Chile) frente al televisor para ubicar el canal 72 y encontrarme con el anuncio del final de una telenovela para hoy. Me senté expectante... pero comenzó una nueva teleserie. Me extrañé. Mis cejas siempre me tratan de ayudar a resolver mis problemas conversando entre ellas una posible respuesta o solución. Obvio, no tiene por qué ser en vivo la cuestión. Me fui y volví a las 10 (24.00 en Chile continental) a ver si comenzaba. No. Otra teleserie. Mis cejas volvieron a reunirse para resolver esta segunda encrucijada. De pronto, mi mirada se fijó en la esquina inferior derecha de la pantalla. "Telemundo". "¿Telemundo?... ¡Telemundo! No, Univisión... ¡¡¡¡·#@!#/&*!!!!" (En el más perfecto castellano en su variante chilena).
Me fui a ver Seinfeld. Hoy leí un mail de mi papá... no le gustó Franz Ferdinand, no me comentó nada de La Sonora de Chile. Emol.com y Cooperativa.cl celebran el Festival y Canal 13 se despide luego de 7 años de organizarlo.
Hoy leo las crónicas. Las consecuencias del exabrupto de Sergio Lagos (lea la noticia en Emol.com, les prometo un pronto comentario al respecto), la emoción de la rutina de Ruperto, las escuetas antorchas que se llevó La Sonora de Chile y los premios faltos de entendimientos que se llevan a Escocia los cabros de Franz Ferdinad.
Hoy me acuerdo de Festivales anteriores. El notable y polémico -y muy de mi gusto- discurso de Jorge González en la Quinta, cuando Los Prisioneros se presentaron el 2002 y yo lo veía desde Valdivia con el Congrio. Cuando en 1995 figurábamos de verano en Porvenir, Christina y los Subterráneos y Maná eran parte protagónica de la escena musical quinceañera y Viña los trajo y yo primero los escuché -y grabé- por la radio y recién el fin de semana pude verlos en el VHS que mi papá dedicadamente nos grabó. Cuando fui por primera vez, en 2001, para ver el número de Miguel Bosè y Ana Torroja desde lo más alto de la galucha, y por segunda, en 2004, a ver a Bacilos, cuando yo desde la platea veía perfecto con entradas conseguidas con un mes de anticipación, mientras mi mamá, papá y hermana se rajaron con el palco justo al costado de la típica plataforma que se mete al público...